miércoles, 5 de agosto de 2009

Aprendí a perderme en una mirada, esa castaña y perfectamente delineada mirada que sabe arrancarme suspiros, sonrisas y robarme una que otra lágrima. Con el tiempo esa mirada del niño que conocí, ese niño que me hizo soñar y crecer, ese niño que me enseñó lo que era el amor y la ilusión... hoy es una mirada dulce y angelical de ya todo un hombre

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