miércoles, 8 de julio de 2009

Nacemos y quienes nos crían y el entorno que nos rodea, nos enseñan lo dura que es la vida, nos hablan del destino, de cosas que están escritas por Dios o aquel que creamos este arriba dándonos según nuestras acciones nuestros premios o castigos, creando dificultades por montón y rayitos míseros de felicidad que solo aquel que sabe apreciarlos los ve, porque hay quienes se sienten mas derrotados o son mas pesimistas y no lo ven así los este cegando y por esto no son felices nunca.
También escuchamos de la mala y buena suerte que por cierto acompaña a otros pero nunca a nosotros, o que existe un gran libro de la vida quien sabe en donde, en el que todo está escrito y nada puede cambiarse, pero como quisiera conocer el autor para ver como piensa y pedirle aunque sea avanzar unas páginas mas a la que voy para saber que va a pasar, ya que sería mucho pedir que me mostrara la última página. Se dice que cuando la vida está en juego, el ser humano es capaz de convertirse en un superhombre y agudizar su ingenio de tal manera que le permite superar una situación extrema.
La vida es un
juego, al que involuntariamente estás invitado a participar y en el que llegas con fichas esenciales como el aire para respirar, el agua para beber y lavarse, el sol para calentarse y la fruta para comer. Pero hay fichas importantes de otra manera que queda a cargo de uno saber mover en la direccion correcta, a veces con derrotas, a veces con victorias: el amor, la compasión, la comprensión, la tolerancia. Lo malo es que no tiene instrucciones exactas, solo las dadas por quienes se encuentran más adelante en el trayecto y dicen poseer experiencia.
Pero precaución como en todo juego existen
las trampas y los tramposos. Así como la estafa, la mentira, el engaño, dadas por personas que tarde o temprano caen del tablero.
Estan los cobardes que se retiran del juego, los que pierden el turno y deben esperar para avanzar, los que se atascan, los que transitan rápido, los que tienen más oportunidades, los que juegan a azar y los que juegan con los sentidos o los que son deborados o expulsados sin llegar al final sea por error o por regla.

Hay que disfrutar las pequeñas y grandes cosas, no se vuelve a jugar.



Más de una vez
me quisieron retirar del juego y no pudieron, por algo será. Espero encontrarlos en algún casillero.

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